La tarde previa a los Reyes Magos, la sociedad valenciana recibió su regalo venido de Oriente. Un paquete de restricciones hasta el 31 de enero y la puntilla al sector de la hostelería. Este tipo de establecimientos cerrará a las 17 horas.
La verdad es que no se sabe qué ha pasado en la Comunidad Valenciana, pero hemos pasado de ser de las mejores en el control del virus a estar en las posiciones de cola. Ya casi llevamos un año de pandemia y no se ve luz al final del túnel. El gobierno llevaba tiempo “vendiendo la salvación con las vacunas” -yo soy incrédula con los discursos- y justo cuando éstas deberían ser una esperanza, nos tropezamos con un conjunto de medidas que van a terminar con la vida de muchos negocios. Las decisiones adoptadas no llegan con un paquete de ayudas al sector, eso ya se verá. Lo más fácil es cortar la actividad, pero para eso no hace falta ser ministra, ni consellera. Si la solución pasa por el cierre de la economía nos podemos ahorrar a todos los políticos que deciden en estas circunstancias. La Consellera Barceló, echa la culpa a las conductas individuales y la Vicepresidenta Oltra quería cerrar la vida a los niveles de marzo.
No se ha reforzado la atención primaria suficientemente ni se ha vacunado con celeridad porque había fiestas
A aquellos que pensaron empezar el año con el propósito de ir al gimnasio, de momento lo pueden dejar para mejor ocasión. También se cierran parques y jardines. Yo no salgo de mi asombro con algunas decisiones. Cuando el virus nos afectó en marzo, casi todos fuimos comprensivos, pero después de diez meses y dos olas de contagios ya debería saberse cómo actuar sin tanto error. No se ha reforzado la atención primaria suficientemente ni tampoco se ha vacunado con celeridad porque había fiestas.
Ahora toca trabajar, estudiar y a casa. Como no vayas a correr, poco más puedes hacer. De todos modos, tampoco queda dinero para gastar. Si enero tradicionalmente era un mes malo en la nueva normalidad es una pena, ni las rebajas podrán aliviar la economía.
Es hora de que la política sea útil. La mejor campaña en las elecciones catalanas sería dedicar sus recursos a aliviar a los sectores hundidos por la pandemia. A fin de cuentas, ya se sabe lo que dice cada uno
Los ERTES están a punto de expirar y el comercio prevé cerrar uno de cada dos establecimientos según datos de la Confederación Española de Comercio.
Con la campaña de Navidad ya finalizada el año nuevo se presenta duro y el invierno, helado.
Mientras tanto tenemos al Ministro de Sanidad con un pie en el Gobierno y el otro en Cataluña. Tal y como está el panorama la mejor campaña electoral que se podría hacer es que todas las fuerzas políticas la suprimieran y se solidarizaran con muchas pymes, empresas, comercios, autónomos que también van a tener que cerrar. Sería una buena idea que aportaran ese presupuesto a los catalanes más necesitados, a ONG’S o lo destinaran a ayudas para la hostelería o comercio. Hay tantos sectores destrozados…La mejor campaña de los partidos políticos en las elecciones catalanas de febrero sería dedicar todos sus recursos a aliviar a cualquiera de los sectores hundidos por la pandemia. Seguro que más de uno agradecería la medida, a fin de cuentas, ya se sabe lo que dice cada uno, se conoce de sobra el mensaje y la teoría. Ya es hora de que la política sea útil. Nunca van a tener mejor ocasión.
Victoria Rodríguez-BlancoJurista y Politóloga
https://www.esdiario.com/396495560/Unas-elecciones-sin-campana.html